Alquimia.

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Y la noche se hizo, al fin, día.
Y el infierno se tornó cielo.
En el instante en que ocurría,
tus labios sabían de mi celo.

Y ya el laberinto sucumbió,
la madeja de hilo se agotó.
Y tus ojos llenaron los míos,
con tus hechizos y tus bríos.

Y la caja mágica, ausente.
La débil esperanza me halló.
Mientras la alquimia nos ofrendó,
este amor escrito en presente.

Y la divina antorcha iluminó,
 tu larga cabellera y llameó.
Estrella flamígera anhelo,
esta vez, un futuro perfecto.