A mi amada inmortal

0 comentarios


"Buenos días, 15 de septiembre. Todavía en la cama se agolpan mis pensamientos acerca de ti, mi amada inmortal; tan pronto alegres como tristes, esperando a ver si el destino quiere oírnos. Vivir sólo me es posible, o enteramente contigo, o por completo sin ti. Sí, he resuelto vagar a lo lejos hasta que pueda volar a tus brazos y sentirme en un hogar que sea nuestro, pudiendo enviar mi alma al reino de los espíritus envuelta en ti. Sí, es necesario. Tú estarás de acuerdo conmigo, tanto más conociendo mi fidelidad hacia ti, y que nunca ninguna otra poseerá mi corazón; nunca, nunca... "¡Oh, Dios mío! ¿Por qué habrá que estar separados, cuando se ama así? 
Y así mi vida aquí en Viena, como es ahora, es una vida miserable. Tu amor me ha hecho al mismo tiempo el ser más feliz y el más desgraciado. A mis años, necesitaría ya alguna estable regularidad en mi vida. ¿Puede eso existir en nuestra conexión?... 
Ángel, acabo de saber que el correo sale todos los días. Y eso me hace pensar que recibirás la carta en seguida. "Estate tranquila. Tan sólo contemplando con tranquilidad nuestra vida, alcanzaremos nuestra meta de vivir juntos.
Estate tranquila, quiéreme. Hoy y ayer. ¡Cuánto anhelo de ti... en ti... en ti, mi vida... mi todo! Adiós... ¡quiéreme siempre! No desconfíes jamás del fiel corazón de tu enamorado Ludwig. Eternamente tuyo, enternamente mía, eternamente nuestros."



"Alégrate, sé mi más fiel y único tesoro, mi todo como yo para ti. Lo demás que tenga que ocurrir y deba ocurrir con nosotros, los dioses habrán de enviarlo... 

Hasta cada momento, mi amada inmortal.