Sobre miedos y certezas

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Se largó a caminar bajo el cielo plomizo de una tarde hostil,
sin demasiadas previsiones más que la certeza de un final
Se llevó consigo un bolso y un pergamino de promesas,
aunque nada de eso serviría para darle fin a sus tristezas.

Promedió el camino mientras elucubraba mil estrategias.
Ensayaba batallas en escenarios conocidos y por conocer.
Nada era más esquivo y equívoco que imaginarse triunfal.
Lo acompañaban los miedos que su circunstancia le trajo.

Pero las certezas mueren en las escaramuzas del destino.
La seguridad de saberse en la víspera de su fin lo calmó.
No sabría más que hacer con su vida más que vivirla a pleno.
Sin condiciones ni rendiciones que lo sometieran, se lanzó.

Corrió por los pasadizos y pasillos del más complejo laberinto.
Supo que sus posibilidades de éxito eran apenas centesimales.
Pero no vaciló en dar a sus miedos el mortífero tratamiento
Y se erigió triunfal, sin aliento pero con un destino, ineluctable.