Sabio es aquel que supo descender a sus infiernos, rectificarse y emerger renovado a sabiendas que ese proceso de crisálida se repetirá por siempre.
Sabio es aquél que no duda en aferrarse a la duda para desbastar la piedra de su ignorancia sin piedad ni compasión por los prejuicios ni los dogmas.
Sabio es aquél que sabe del Amor por la dicha y por la tristeza, por la entrega y por la carencia, por la fe y la caridad así como por la astucia de la conquista.
Hoy me siento sabio de tu sabiduría y cómplice de tus secretos. Con la certeza de la duda, mi corazón permanece intacto, protegido por tu amor indómito y pasional.
La vida es un misterio que se devela en cada instante de la creación y a la vez nos muestra su infinita complejidad como el amor resulta ser nada más que una combinación de químicas presagiadas en uniones indisolubles por el lapso que dura su vital permanencia.
Y a tu lado el infinito parece poco, tanto que anhelo romper el anclaje temporal para abarcar toda la existencia a tu lado. Hacia el futuro y hacia el pasado. Hacia los inicios de nuestra estrella, los latidos más débiles de nuestro universo tanto en su origen como en su cíclico final.
Soy un agradecido de la vida por haberte encontrado, mi diosa de los seis continentes y todas las civilizaciones juntas. Amo saber que cuando la tormenta arrecia, son tu brazos los que contienen mis miedos y arrojan a Prometeo a la batalla, al titán a la lucha y al Hombre a la conquista de su destino.
Son tus palabras y tus gestos los que alimentan la fuerza y la destreza de un caballero que despierta del sueño de los justos para vivir en el mundo de la epopeyas y construir el futuro que cualquier héroe anhela poseer.
Te amo sin tiempo y deseo por siempre y para siempre, mi Pandora.
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